A unas cuantas horas de que se incendiara el tiradero municipal de basura de Tlalmanalco durante la tarde de jueves 24 de marzo (2011), la Agencia Estatal de Seguridad (ASE) afirmó que “el incendio casi ha sido controlado”. Sin embargo, en medio de un silencio total por parte de los medios de comunicación y el gobierno estatal el problema está muy lejos de resolverse.
La ausencia casi total de personal, maquinaria y de coordinación institucional en el sitio del siniestro indica la baja prioridad el Alcalde, Mario Zuñiga Zuñiga (PRI) y el gobierno estatal encabezado por Enrique Peña Nieto (PRI) han dado al problema. Durante una audiencia que tuvimos con Zúñiga el lunes 28 de marzo, el alcalde se comprometió a dar mayor seguimiento al asunto con el fin de asegurar coordinación entre diversos funcionarios locales y acelerar las labores necesarias para apagar el incendio y estabilizar el tiradero existente.
Sin embargo, durante la misma entrevista, Zúñiga insistió que una vez sofocado el incendio con tierra, su administración seguiría usando otra sección del mismo sitio a cielo abierto en condiciones que, como antes, violan por completo la normatividad vigente en materia de disposición de residuos sólidos urbanos (NOM-083-SEMARNAT-2003).
A casi 2 meses del estallido inicial, el tiradero sigue ardiendo y una nube de humo y gases tóxicos se extiende no solo sobre las casas y colonias vecinas al basurero sino también alcanza el centro de la cabecera municipal y las comunidades cercanas de San Lorenzo Tlalmimilolpan y San Juan Atzacaloya.
Mientras, el gobierno municipal ha iniciado una campaña engañosa de separación de basura. La población local entrega cada vez más basura separada (orgánica e “inorgánica”), pero se puede observar que los desechos se vuelven a mezclar una vez que entran al tiradero.
Además, la apertura de una nueva sección del tiradero de basura operado por el gobierno municipal implica una nueva fuente de contaminación del Río de la Compañía y de los mantos acuíferos del Valle de México.
El tiradero se localiza en una parcela del Ejido de Tlalmanalco y colinda con una profunda barranca boscosa. Es claramente visible por imágenes de satélite, el impacto ambiental es serio y los daños al entorno empeoran cada día que sigue funcionando.
La barranca donde se ubica el tiradero actual, se comunica con un arroyo en la zona norte del municipio que en época de lluvias lleva agua por una cañada cuyos parajes incluyen el límite sur de la comunidad de San Lorenzo Tlalmimilolpan donde confluye con el ya notorio Río de la Compañía. Dicho dicho río es una de las corrientes que conforman la red hidrológica que desemboca en los lagos de Chalco y de Texcoco.
El pasado día 9 de abril, el Secretario del Ayuntamiento, César Alfredo Islas Carcaño, en presencia de un funcionario municipal del Agua, anunció por decisión del gobierno local, la reapertura del tiradero. Al serle cuestionado respecto a la legalidad de dicha decisión, no pudo presentar (y a la fecha sigue sin hacerlo) las autorizaciones estatales y federales correspondientes.
La operación de la nueva sección empezó el lunes 18 de abril sin la preparación previa del suelo ni la colocación de una geomembrana, ni la construcción de un tanque de recolección de lixiviados, situación que necesariamente causará la contaminación del suelo y el flujo de líquidos contaminantes a otra barranca al lado sur del tiradero que se comunica con el Río de la Compañía en un paraje en las afueras de la comunidad de San Juan Atzacualoya.
Finalmente, hay que hacer notar que estas acciones del gobierno municipal son claramente incongruentes con el plan de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) que busca sanear el cauce del Río de la Compañía.
Consideramos que la única solución al problema es la clausura definitiva del actual tiradero y su reubicación en un sitio que cumpla cabalmente con la normatividad. Sin embargo, la situación actual sólo se puede explicar por la complicidad de las autoridades ambientales estatales, y todo indica la ausencia total de una conciencia ambiental y la voluntad política de las autoridades en cuyas manos está la solución.